Los anfitriones de la Casa Peronista fueron la concejal Julieta Garello, el exconcejal Alejandro Grasso y el presidente del partido y precandidato a intendente, Darío Golía.
Berta Horen, Estela Cereseto, Graciela Galarraga, Silvia Asaro, Beatriz Horrac y Gloria Canteloro del colectivo de ex presas políticas empezaron por reconstruir el contexto que las llevó a militar en los años sesenta y setenta, y la persecución al “enemigo interno” que desataron los militares. “Somos las que rompimos con los cánones establecidos de una sociedad patriarcal, nosotras no nos decíamos feministas pero en los hechos, con nuestros compañeros compartíamos todo, y nuestra lucha como mujeres no estaba separada de las luchas por las transformaciones sociales, éramos populares y democráticas”, expresaron ante un nutrido grupo de vecinos y militantes.
Pero son, además, quienes hoy insisten en pelear por el mismo proyecto que peleaban: una patria justa y soberana.
Explicaron, además, cómo su paso por la cárcel les permitió descubrir que la organización fue clave: “nos decían que salíamos locas o muestras y no lo lograron, la organización fue lo que nos unió y la comunicación nos permitió sobrevivir aún con el aislamiento que nos imponían”.
Nosotras en libertad es un libro web, gestado durante el aislamiento impuesto por la pandemia, que reúne testimonios, fotos y videos de 200 autoras y ex presas políticas de todo el país que narran en primera persona sus vidas en libertad.
Pero había antecedentes. En el 2006 ya habían publicado Nosotras, presas políticas donde contaron su experiencia dentro de la cárcel en base a las cartas que recibían y mandaban durante su tiempo detenidas.
Ese primer libro, estuvo impulsado por la militante y expresa política oriunda de Chacabuco, Mariana Crespo, a quien llamaban “caballo loco” y a quien se lo dedicaron, porque fue publicado después de su muerte.
Una de ellas recordó su ingreso a Devoto, en noviembre de 1975, al mismo pabellón donde permanecía presa Mariana Crespo. “Fue un día en el que estaban ensayado el coro que se iba a presentar por la ventana, ella estaba vestida con un pijama de rayas verticales rojo y blanco, estaba subida a un banco, cantaba y saltaba, y a mí me pareció que entraba a un manicomio, las lágrimas me empezarona a florar, hasta que me abrazaron y siguieron ensayando, yo miraba a Mariana y pensaba “estamos presas y esta mujer está cantando como si estuviéramos en el Colón”, esa actitud la tuvo durante todos los años en Devoto, era una mujer muy comprometida, de lucha, muy alegre, muy querible y muy valiosa”, relató.
Además recordaron que “Mariana Crespo tenía la voz ideal para gritar por la ventana, se subía a un banco y exclamaba “vecinos de Villa Devoto” para comunicar qué nos estaban haciendo, todo se trasmitía hacia afuera gracias a ella”.
En la primera publicación conjunta, editada en el 2006, relataban que en el año 1991 Mariana Crespo, “nuestra entrañable compañera”, tuvo la idea de escribir esa historia. “Sin su sostenida decisión de iniciar este proyecto y de reunir voluntades, con distintas necesidades, experiencias, y también distintos pensamientos políticos, difícilmente lo habríamos logrado. Todas las que conocimos al “caballo loco”, como la llamábamos cariñosamente, recordamos su alegría y su dedicación para limar asperezas, para escuchar, para unir hasta lo imposible. La verdad es que la extrañamos mucho.Este libró es por ella y por nosotras”, rezaba esa primera edición.