sábado. 21.12.2024

El ”Somos todos Montiel” de Rodolfo De Paoli quedará inmortalizado, imposible de que no se te piante un lagrimón al escuchar el relato de ese penal, del que nos daba la tercera Copa del Mundo después de 36 años de lucha, de sufrir injusticias, de sentir por momentos que ya no era para nosotros, derrota tras derrota, pero Gonzalo Montiel, el pibito de González Catán que jugaba en el barro y siendo un chico de primaria iba solo hasta Nuñez para jugar en River, dio el último empujón a la gloria… pero no quiero referirme al “Cache”, sino al otro posible final, simplemente hacer un cambio en el pateador. Montiel ejecutó el cuarto y en el hipotético caso de recurrir al quinto para concretar con la tan deseada tercera estrella… ¿Quién iba a ir? La duda estuvo plasmada en varios hinchas y Enzo Fernández fue el encargado de despejar ese interrogante que nos hicimos durante casi tres meses.

No iba a ser Enzo, quien fue elegido el mejor jugador joven del Mundial, era otro el protagonista. Era alguien que fue bastardeado por algunos porque no tuvo un buen Mundial, que es cierto, pero tiene una calidad goleadora innegable. Estoy hablando de uno de los máximos artilleros de la era Scaloni, uno de sus mimados, el que rompe las redes en Italia… ya algunos se imaginarán a quien me estoy refiriendo.

Sí, a Lautaro Martínez, el “Toro”, que hasta antes del Mundial, era el máximo goleador del ciclo del pujatense. El 9 letal de uno de los más grandes de Italia y toda Europa, del Inter. Personalmente, lautarista desde 2017, cuando explotó en Racing y fui uno de los que hizo campaña en redes sociales para que Sampaoli lo lleve a Rusia. Lamentablemente no sucedió. 

El Toro de Bahía Blanca, que a base de esfuerzo logró su lugar, consolidándose en Racing, en Inter y en la Selección, siendo el 9 titular por encima de Icardi que la descocía en la nerazzurri y de la figura del “Kun” Agüero. Goles en casi todos los partidos, teniendo unos números impresionantes con la Albiceleste, que lo convirtió en el goleador del ciclo Scaloni, hasta que un tal Lionel Andrés Messi lo superó.

Que Lautaro pateé ese penal también hubiese sido maravilloso, porque era su revancha personal. Llegó tocado a Qatar, nunca pudo estar al 100% por una lesión que arrastraba y aún así no bajó los brazos. Scaloni le dio sus oportunidades, no le salía, las críticas aparecían como siempre están cuando un 9 de calidad no hace goles. Pasó con Gonzalo Higuaín… tan injusto se fue con él, que no quiso regresar al fútbol argentino por miedo a los insultos y amenazas.

Cuando salió esta revelación algunos empezaron a decir, “igual no la iba a meter”... creo que se olvidaron de lo que fue la definición contra Países Bajos. Lautaro fue el encargado de ejecutar el quinto, como iba a ser contra Francia, tuvo los pantalones bien puestos para ir y patearlo, así como los tuvo Montiel que quiso su revancha después del penal que cometió para el tercer gol de Mbappé.

Él también quería su revancha, Scaloni le dio toda la confianza para que el pase a semifinales estén en sus pies. La ejecución no fue sencilla, por como terminó el partido y porque cinco holandeses quisieron hacer la psicológica, desestabilizar al Toro, hablándole, algunos de los que estaban en mitad de cancha cuando partía para realizar la larga caminata, el que había pateado el quinto para Países Bajos le dijo otra cosa y por último el arquero. Una situación, que si no estás fuerte mentalmente, te perjudica, Lautaro lo estaba y listo para devorarse al mundo. La historia ya la sabemos, definió con calidad y nos depositó entre los cuatro mejores del mundo.

Lautaro quería su revancha personal, callarle la boca a todos esos que criticaban y, de manera personal, sentirme aliviado con él, a quien le tenía demasiadas expectativas, creía realmente que iba a ser nuestro goleador. El mal debut, el cual le anularon dos goles con el offside automático, y su condición física que no estaba del todo bien, hizo que no tenga la Copa esperada. Esto no me hizo bajar del barco y de ningún otro, como el de Rodrigo De Paul, a quien también lo bastardearon y terminó dando clases de como dejar todo por la camiseta de tu país. 

Tuvo las agallas para pedirle el penal a Montiel, “Cuando en la final Cachete cometió el penal con la mano, estaba un poco bajón y triste. En la tanda, me acerqué para ver si me dejaba el cuarto, pero me dijo que no”, demostración total de dos que querían su revancha.

Que lindo hubiese sido. Para callar críticas, que sea el del “Somos todos Lautaro”, para demostrar carácter, para que uno de los pioneros del Scalonismo haga realidad el sueño después de 36 años de espera, para seguir siendo el mejor 9 argentino del mundo y romper aún más las redes del Giuseppe Meazza.

Esto es una simple imaginación y expresar, desde el sentimiento por Lautaro, lo que hubiese sido. La hermosa historia ya está escrita, el destino también jugó con nosotros, quería que sea Montiel el que nos de la tercera, quien justamente tiene tatuado en su cuello tres estrellas. Cualquiera de los dos finales, era lindo, porque era reencontrarnos con lo que nos hacía falta, por lo que a él le faltaba, para que nuestro capitán la levantara. No importaba el protagonista del final, solo que el mejor de la historia, tenga en su vitrina la tan ansiada por todos.

Seas Montiel o Lautaro, el final hubiese sido el mismo. Una vez más, gracias por hacernos Campeón del Mundo, por vivir ese momento único, por emocionarse cada vez que se te vienen imágenes a la mente de aquel 18 de diciembre. Serán recordados para toda la eternidad.


 
El otro final perfecto