Corazones rotos
Te vi nacer y ya nunca dejé de mirar tu sueño.
Te vi caminar y siempre me adelanté a tus tropiezos.
No pude verte llorar y te di lo que pedías
siempre enseñándote, siempre
que no siempre es fácil la vida.
Tu risa era mi risa y tu llanto mi desvelo
No hay palabras que lo expliquen
eras mi sol y mi cielo.
Y, cuando te veía crecer con el brillo en tu mirada
de hombrecito que se anuncia,
con secretos en tu almohada...
me sentía un tanto celosa de que ya te enamoraras
pero pensaba, ¡Es la vida, y mi niño tiene barba!
La pucha, que pronto el tiempo
se lleva las madrugadas,
de mamaderas y fiebre, dientes de leche en la almohada.
¿Dónde se fueron los días de cubres de cuadrillé?
¡La mochila! ,la merienda, el llanto de aquella vez!
¡Tu primer grado, mi orgullo, y el de papá y las abuelas!
¡Hijo mío! ¡Tus partidos en medio de la vereda!
Una vez, tendrías unos ocho, nos dijiste formalmente
que querías jugar fútbol en un club de Independiente!
Te juro que me asusté, pensé, ¡se ira para siempre!
Pero es pequeño, ¿quién sabe?
Tal vez le cambie su mente.
Y así pasaron los años, tan pronto te hiciste fuerte,
tu perfume delataba
amores de adolescente.
De repente...¿Quién dijo que ya eras un hombre?
¿Quién lo sabe y lo sostiene?
¿Quién te dio un arma y pertrechos
y te mandó justo al frente?
Eras todavía un niño, un joven
adolescente
¿Qué sabías de la vida? ¿De la guerra? ¿De la muerte?
Y te llevaron colgado en un camión grande y verde
Y ya nunca mas te vi.
¡ Me contaron que eras héroe!
Pero yo te quiero ver, aunque sea tristemente
llevarte flores mi hijo hasta tu lecho de muerte.
Y, ahora cuando recuerdo que en un día como este
te vi por última vez y me besaste la frente
ya no hay lágrimas mi amor que mi dolor te demuestre.
Sólo me queda mirar tus fotos de pibe alegre.