“Evita nos enseñó a comer todos los días”
Jorge Arias, más conocido como el “Cordobés”, vivía en Chacabuco desde hacía 50 años. Militante peronista de cuna, en el ‘52 viajó desde su provincia natal hasta la Capital para despedir a Evita. “Para mí el peronismo es todo, nací así y me hice cada vez más por Doña María Eva Duarte de Perón. Ella nos enseñó a tener un par de zapatillas, a poder comer todos los días. Eso me llevó al peronismo sano. Yo todavía soy de los peronistas sanos, habemus de todo”, decía a este medio al comienzo de la pandemia. El último sábado dejó este plano, y uno de sus últimos sueños: una biblioteca popular en el partido.
Fue uno de sus últimos cumpleaños. Había pasado el día con sus dos hijos y tres nietos que vivían con él, por eso no se aburría nunca. “Ya fui saludado esta mañana por teléfono, fue inolvidable, me llamó el presidente del partido justicialista”, contaba.
Y tenía una memoria envidiable: “Soy peronista desde hace un ratito (risas), primero fui hincha de talleres de Córdoba, tengo el equipo en la mente del año ‘60: Mota, Mansilla, y Ponce. Lupe, López, Frontera y Willy Calderón. Pinaroli, Cuello, López y Gambino”, relataba a Cuatro Palabras. Llegó a Chacabuco en la formación de un parque de diversiones en el año 1960, el “Hollywood Park”, que se había instalado donde hoy se ubica el playón de los colegios Normal y Nacional. Él era maquinista del globo de la muerte, el tren fantasma, la famosa vuelta al mundo y el óvalo.
“Estábamos quince o veinte días en cada pueblo, en cada ciudad”, explicaba en ese entonces. Llevó esa vida nómade durante más de diez años y a sus veinte años se fue de Córdoba vendiendo cosas en la calle para llegar a Mar del Plata. Su debut fue en la terminal de tren en la costa, de ahí fueron a Mendoza, San Juan, La Rioja.
Llegó en el año 60 a Chacabuco trabajando con el parque. Se quedó en el hotel ubicado frente a la vieja estación de colectivos donde hoy está el correo. Cuando tuvo hijos y tuvo que escolarizarlos decidió dejar esa vida, “es un lío porque tenés que ir cambiándolos de colegio, y de amigos”.
Su mujer era santiagueña y la conoció en el parque en una temporada en la que ella se sumó a trabajar, “nos hicimos amigos, después pasó lo de los amigos, fue una unión muy buena, la extraño mucho a mi mujer, la perdí hace 17 años”, decía. De esa relación tuvo a sus cinco hijos y nueve nietos.
Pero tenía otro gran amor: el peronismo. “Para mí el peronismo es todo, nací así y me hice cada vez más por Doña María Eva Duarte de Perón. Ella nos enseñó a tener un par de zapatillas, a poder comer todos los días. Eso me llevó al peronismo sano. Yo todavía soy de los peronistas sanos, habemus de todo”, decía.
Uno de sus últimos sueños fue tener una biblioteca popular en el partido. “Siempre tuve la idea y el sueño de armar una biblioteca. Yo participo también en el Archivo Histórico, soy un compañero más ahí. El propósito es pedirle a la gente que done los libros que tenga y que ya leyó, o que los tiene en la casa sin leer. De lo que sea: infantiles, de historia, de política”, expresaba el Cordobés, e insistía: “La cultura es muy importante para todos, por eso pido libros. Yo terminé el 6to grado a los 18 años, y aprendí la importancia de eso”.