Hemos madurado
Entre la desconfianza y la necesidad de integración birregional, avanza la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno entre la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), pautada para este lunes y martes en Bruselas, Bélgica. A pesar de la urgencia por estrechar lazos, una combinación entre objetivos contrapuestos, reticencias de Bruselas y tensiones políticas, hacen dudar del éxito del evento.
Por Gustavo Porfiri
El encuentro entre los dos bloques regionales, situados a ambos lados del Atlántico, no se realizaba desde 2015. Uno de los objetivos es resucitar las relaciones birregionales en un marco de situación que tiene más apurado al bloque europeo, obsesionado en recuperar posiciones perdidas en la última década frente a otros actores, especialmente China. Mientras, los intereses de nuestro barrio van por el lado de instalarse como un bloque unificado, con voz propia y al margen de las disputas entre potencias globales.
Aunque durante el último semestre la UE se ha embarcado en una ofensiva diplomática en Latinoamérica y el Caribe, y ha manifestado abiertamente su interés en estrechar los lazos y dar pasos concretos hacia la integración, las cosas no parecen estar marchando bien. Los últimos sucesos dan cuenta de la existencia de importantes barreras cuya superación no parece ni simple ni rápida.
Un punto central a considerar es que los países integrantes de la Celac ya no están dispuestos a ser tratados como un interlocutor de segundo orden ni a subordinar su agenda a las prioridades de los países europeos en ningún ámbito. Un botón que sirve de muestra para este asunto lo ha puesto de manifiesto recientemente el presidente de Brasil, Luiz Inácio sa Silva, y está relacionado con el Acuerdo Comercial entre el Mercosur y la UE. "Estoy loco por realizar el acuerdo con la UE, pero no es posible: el protocolo adicional hecho por la UE no permite que se haga el acuerdo", dijo Lula en una reciente visita a París. Aludía a las demandas de Francia, que suponen la modificación del capítulo sobre comercio y desarrollo sostenible para incorporar nuevas regulaciones ambientales, bajo apercibimiento de recibir sanciones. Así las cosas, ya van dos décadas de negociaciones que no se han traducido en un cierre satisfactorio.
No somos el huerto de Europa
Los representantes de Latinoamérica y el Caribe también han expresado a sus pares europeos que no quieren ser vistos como una región de extracción de recursos naturales ni de mano de obra barata. Así lo manifestó la canciller mexicana, Alicia Bárcena, durante la cumbre. "No es viable ni aceptable que seamos solo una cantera de recursos naturales, condenada al extractivismo y la provisión de alimentos baratos y mano de obra de baja cualificación", advirtió la diplomática. Otra mujer que se ha expresado claramente sobre este tema harto sensible es la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, quien dijo que los imperios de ayer y de ahora les deben "reparación moral, ética y económica" a los pueblos latinoamericanos y caribeños a los que han expoliado para obtener su riqueza. "De eso se ha tratado nuestra historia: de la expoliación de los recursos de nuestros pueblos, de esa arrogancia imperial que piensa que no nos debe nada. Nosotros les decimos: sí nos deben, sí les deben al Caribe lo que significó el genocidio de más de setenta millones de esclavos que llegaron de África para América", sostuvo la funcionaria.
Zelenski no entra
Otro punto de tensión entre la UE y la Celac es el conflicto en Ucrania. Mientras Europa respalda militar, diplomática y financieramente a Kiev, por este lado del planeta prevalecen la neutralidad y el pedido de una paz negociada. México, Colombia y Brasil se han negado a enviar armas al régimen nazi de Ucrania, aún cuando Estados Unidos ha presionado fuertemente a estas naciones. En tanto, la Celac como bloque aboga unánimemente por una solución pacífica y satisfactoria para las partes implicadas, con independencia del nivel de entendimiento de algunas naciones con Moscú. Sin embargo, Bruselas quiso aprovechar su condición de local en la cumbre para instalar una agenda favorable a los intereses ucranianos, lo que causó rechazo entre las delegaciones latinoamericanas y caribeñas.
Según lo publicado por el portal Euractiv, en junio pasado, la UE envió a la Celac una propuesta de declaración final que incluía párrafos de respaldo a Ucrania basados en resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. La tentativa fue rechazada y devuelta con una contrapropuesta en la que se especificaba que los dos bloques apostarán por "soluciones diplomáticas serias y constructivas al conflicto actual en Europa", a través de "medios pacíficos" que garanticen la soberanía, la seguridad de los implicados y abonen a la "paz regional e internacional". Finalmente, el mismo presidente ucraniano, Vladímir Zelenski, confirmó en una entrevista con medios españoles que varios miembros la Celac se habían opuesto a su participación en la cumbre birregional con la UE, a la que había sido invitado por el actual presidente del bloque, Pedro Sánchez.
Ante este panorama, será prácticamente imposible consensuar un documento final que contenga posturas tan antagónicas, no sólo en estos puntos detallados, sino en otros asuntos centrales como los relativos a medio ambiente y energías renovables. Lo bueno es que se observa que las naciones que otrora fueran colonias y sustento de los imperios europeos, hoy se plantan de igual a igual ante sus antiguos amos. Al fin, no es más que el triunfo de la sensatez: somos iguales, ¿no?