“En la semana de la lactancia materna es necesario recordar que es el mejor alimento que puede recibir el bebé, porque solo el 80% llega lactando a los seis meses de vida, y desde la pediatría buscamos reforzar esta idea”, dice Celeste Trotti desde su escritorio personal, del consultorio de la calle Moreno.
Desde hace un tiempo manifiesta públicamente que el Hospital debería contar con un Lactario, un espacio creado para mujeres que trabajan. “Cuesta mucho porque muchas políticas de salud son creadas por hombres, por eso me interesa meterme, porque es un problema de las mujeres, pensar dónde me saco la leche, dónde la guardo, tenemos que estar tranquilas, en un lugar higiénico, hay mujeres a las que les toca hacerlo en baños que están sucios, y entra y sale gente, no es el lugar. Cuesta introducir este tema en la sociedad como una necesidad”, remarca Trotti, médica pediatra, mamá, que acaba de tomar un compromiso público de participación política.
¿De qué se trata la charla que estarán dando mañana (por hoy) en el Sindicato de Luz y Fuerza?
-Me pareció oportuno no solo hablar como médica, sino pensar en todas las mamás, que pasan un puerperio dificultoso, porque cada puerperio es particular, muchas lo atraviesan con mucho dolor. Por eso se me ocurrió sumar a una psicóloga, que es Mercedes Bertinatto, que está estudiando el puerperio patológico, la depresión, la angustia y todo lo que acarrea esto; y la alimentación complementaria, porque estamos en un país donde la obesidad infantil va en aumento, más en pos pandemia, donde muchos chicos se alimentan mal de chiquitos, y uno lo ve más adelante a los dos o tres años. Creo que es una mirada global del conflicto, y que genera otra dinámica.
-¿Por qué esta discusión se debe meter en el debate político y en plena campaña?, ¿por qué debe ser un tema que involucre a toda la comunidad?
-Es un tema político, porque si no hay una ley que nos ampare, las mujeres no tenemos acompañamiento social ni laboral. Es difícil que haya lactarios en todos lados, pero hay que incorporar la idea de que una mujer que está amamantando y que acaba de parir tiene que tener mínimo una reducción horaria, una licencia respetada. Tenemos un alto porcentaje de trabajo en negro, madres que a los dos meses de vida de sus hijos tienen que volver a trabajar y así no se puede mantener ninguna lactancia. Por eso desde la política hay que empezar a hablar, es un problema de la sociedad porque es la salud de los hijos, un problema de nutrición, un problema de salud pública, un problema de todos.
Yo trato de que haya una lactancia, no exclusiva porque hay situaciones particulares, pero sé de los beneficios que hay a nivel vincular, y nutricional, a largo plazo. Yo lacté a mis hijas tres años y si puedo acompañar y apoyar a una mamá me parece buenísimo.
-¿Hay prejuicios sobre la lactancia a largo plazo?
-Hay un prejuicio social muy grande. Después de que los niños caminan parece que no tienen que lactar más. Eso es un mito urbano. Nadie puede decir que la lactancia prolongada afecta a alguien. Recomiendan que prueben un dulce y no que tomen teta. Una vez dije que si todos en la vida estaríamos más tiempo amamantados y colechando seríamos más buenos. A mucha gente le faltó ese abrigo de los primeros años. Es una práctica que cuida de cerca, y que siempre que se pueda recomendar hay que hacerlo.
Hay prácticas nuevas porque los padres tenemos que laburar un montón, y las necesitamos. Pero el bebé necesita el apego de su mamá y de su papá. Y está comprobado que cuanto más cuidados tenemos en los primeros años de vida, menos posibilidades de tener enfermedades mentales en la adultez. Tenemos que poner estos temas en agenda, porque no se trata de dar la teta nada más, se trata de cuidar, de hacernos cargo, de salud pública, del rol del Estado.
-¿Cómo te está yendo como candidata y médica?
-Trato de tener los pies en la tierra porque te apabulla tanta emoción, información, y demanda. Mi trabajo y mi familia me hace bien, por eso sigo con mi vida normal. Después acompaño, y no pensé que me iba a gustar tanto todo esto que se está generando en esta campaña. Escuchar los problemas de la gente, ser bien recibida, me llena de orgullo y de responsabilidad. Venimos bien.
-¿Cuáles son los proyectos que disparan esas caminatas?
-Lamentablemente hay problemas estructurales que se solucionan con poco. Nada fuera de lugar. La gente digna quiere vivir en un entorno limpio, tener luminarias, poder comprar sus remedios. En Chacabuco con poco se puede hacer mucho. Son solicitudes básicas, de cualquier ser humano. Yo ingresé a la política por una cuestión social, ojalá pueda aportar desde otros lugares. Hay mucho por solucionar.
-¿Cómo te llevás con el lado b de la campaña con algunas agresiones, chicanas que aparecen en estas etapas?
-El lado b duele, cuesta tener vaselina en la piel, son cosas dolorosas, son mentiras sobre una persona que aprecia, que trabaja con uno. Pero cuando te pegan es por algo, porque saben el potencial que tiene Darío Golía para Chacabuco, saben que es una gran competencia, y que probablemente sea el próximo Intendente de Chacabuco, y no les queda otra que mentir. Eso duele pero también da gracia.
De mi lado, solo puedo aportar a la campaña desde otro lugar. Agredir al otro no es mi forma, prefiero no escuchar y trabajar y trabajar. Me gusta construir.
-¿Creés que se pone en juego la trayectoria personal en una campaña?
-Para nada, porque estoy muy segura y confiada de lo que queremos hacer con Darío. La política genera muchas pasiones, mucha rivalidad, hay mucho en juego. Y hay personas que en está oposición agreden y molestan. Una vez que uno está adentro, está en la cancha.
-¿Cómo te ves en dos o en cuatro años?
-¡Qué pregunta! Es un camino que recién comienza, creo que tengo potencial para la gestión de salud pública de mi pueblo. Pero no voy a parar porque me apasiona trabajar. Leo, me instruyo, investigo. Y nos va a acompañar la gente, están buscando está opción que es el peronismo, que es Darío Golía, y por suerte me toca acompañando. Me veo creciendo en la política al lado de mucha gente valiosa.