Producción local de fertilizantes y plaguicidas ecológicos

Mientras el mercado de los pesticidas tradicionales crece al 2% anual, los bioinsumos lo están haciendo a tasas cercanas al 15% anual. Aunque en Chacabuco y la zona no hay empresas que desarrollen el servicio y la tecnología aplicada en la elaboración de bioinsumos agrícolas, se publicó un informe de experiencias agroecológicas en territorio del INTA, del que participó la Ingeniera agrónoma Maria Bernarda Roldán y Eugenia Oyenard, que da un cuenta de una experiencia piloto para pequeños productores, con buenos resultados. 

Se publicó un informe sobre trabajos realizados por integrantes de la Red de Agroecología del INTA: “Experiencias Agroecológicas del Territorio”, que muestra parte del trabajo que se hace en articulación entre distintos actores de un sector del agro alternativo. 

El capítulo se denomina “Servicio de biofábrica para la obtención de fertilizantes, inoculantes y plaguicidas ecológicos, a partir de residuos de la producción lechera destinados al manejo de ambientes agroecológicos en el noroeste de la provincia de Buenos Aires”, y lleva la firma de la Ingeniera Agrónoma Bernarda Roldán y Eugenia Oyenard. 

 

Hasta el momento, no hay empresas que desarrollen el servicio y la tecnología aplicada en la elaboración de bioinsumos agrícolas, aunque sí se puso en marcha la producción en otras escalas. En el año 2019 se iniciaron las primeras experiencias de producción de bioinsumos y en el año 2020 con el acompañamiento de la Ing. Agr. María Bernarda Roldán se presenta en el marco del Programa Jóvenes Emprendedores Y Creación De Unidades De Negocio De Unnoba (Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires), recibiendo apoyo financiero y capacitaciones.

 

Desde una perspectiva agroecológica, esta experiencia permite realizar un tratamiento diferencial de los efluentes de la producción e industria lechera, reduciendo el impacto negativo ambiental y promoviendo una mayor eficiencia del uso de los recursos del sistema.

 

Según el documento, los bioinsumos generados no sólo representan la generación de valor agregado, sino que también son totalmente inocuos a la salud humana, flora y fauna. Al mismo tiempo es generador de conocimiento y ubica al productor en la adquisición de valores, comportamientos y prácticas positivas respecto al medioambiente y el entorno productivo. 

 

“Ante las experiencias positivas realizadas a campo, se deduce que es necesario lograr un control de calidad completo de los bioinsumos producidos; como así también generar las posibilidades para nuevas investigaciones sobre el tema, mediante ensayos de aplicación a distintos cultivos y en diferentes condiciones ambientales”, concluye el trabajo.