-¿Qué balance haces de la gestión mientras transitan los últimos meses del segundo mandato de Víctor Aiola?
-Me parece ultrapositivo que la gente volvió a elegir la gestión en el 2019, inclusive con un contexto político adverso que fue el cambio de color político a nivel nacional. La gente eligió a Víctor Aiola porque cumplió con la palabra, porque pudimos volver a tener un Chacabuco en funcionamiento, con cuestiones básicas y aspirando a cuestiones importantes. Hubo una fuerte apuesta al sistema público de salud que pudimos lograr; también concretamos la promesa de igualdad para los barrios que estaban tan postergados, hubo mejoras y se le dio prioridad a las obras en esos barrios, se urbanizó el barrio Alcira de la Peña en la primer gestión, que estaba totalmente abandonado. Y creo que en la segunda gestión, atravesada por la pandemia y con una emergencia económica que fue un sinceramiento que se tomó con mucho coraje, y tenía que ver con una cuestión de arrastre, permitió poder decir dónde estábamos parados, y afrontamos los compromisos que debíamos. Otros cambios positivos estructurales se dieron en Desarrollo Social. Más allá de que la seguridad es un tema que está en el tapete, se le prestó mucha atención y se avanzó mucho. Destaco el Centro de Monitoreo, se avanzó de forma muy rápida. Sabemos que nunca es suficiente y que hay que optimizar todos los dispositivos, pero el Estado Municipal se esforzó. Por último, se trabajó muy bien con los sectores productivos, se trató de tener una mejor relación con el campo, con los sectores de base, aunque los medios no eran los adecuados, pero pudimos llevar adelante esa relación que sin dudas hay que profundizar.
-¿Qué cosas pendientes deja la gestión?
-Siempre quedan cosas porque uno aspira a más. Uno de los grandes logros tuvo que ver con la urbanización, el orden que tenemos que tener en la ciudad, y hacia dónde debemos crecer. Nos falta apuntar al diálogo abierto que impone el momento político de crisis aguda. Podríamos decir que en infraestructura también tenemos un atraso, que no tiene que ver con está gestión, sino con muchos años. El crecimiento de la ciudad es muy rápido, y es necesario revisar y poner un orden de prioridades con mayor consenso.
-Sos el primero que anunció su candidatura dentro de tu espacio político, el resto plantea la necesidad de tener un candidato de consenso, ¿quién creés que está en mejores condiciones de serlo?
-Creo que lo tiene que decidir la gente. Nosotros tenemos que escuchar y construir. El que reúna mayor predisposición y sea más coherente con esos puntos terminara siendo el candidato.
-¿Qué tiene para aportar y/o diferenciarse Lisandro Herrera como candidato a Intendente del mismo espacio político gobernante?
-Tengo ideas que creo que pueden aportar, y que pueden compartir otros. Mi idea es buscar el diálogo, la escucha con los sectores que están molestos, alejados, o decepcionados. Se necesita construir lazos nuevamente. Se puede. Hay que construir en definitiva el sostén social que te permita avanzar con apoyo suficiente para lograr transformaciones. Eso es el consenso. No tiene que ver con cuestiones personales o mezquinas de puestos políticos, hay que establecer el vínculo con la sociedad nuevamente, ponerse metas, restablecer la confianza que se perdió. La gente sabe distinguir la honestidad de algunos políticos, pero hay que cumplir.
Si me tocara la posibilidad de estar al frente del Ejecutivo, creo que habría que trabajar fuertemente en la generación de herramientas para generar oportunidades, desarrollo empresarial, pyme, comercial, productivo, el empleo. No quiero una ciudad con jóvenes que no tengan oportunidades. Me preocupa mucho la inserción laboral de ciertas franjas etarias. Se puede trabajar en pos de eso.
-¿Cuáles son los desafíos del poder legislativo en este año electoral?
-La clave es la correcta convivencia, tenemos que dar el ejemplo desde ahí, porque lo político va a estar a flor de piel. Tenemos que trasladar el debate ahí, no hay por qué no hacerlo, porque los sectores existen, pero tenemos que ser claros, respetuosos. Tenemos que entender que la gente busca un crecimiento de la clase política. Yo no voy a avalar cualquier tipo de menosprecio que se le haga a la política, es una burla hacia la gente. Se afronta un año electoral con la política en un estado decadente, y somos los responsables de hacia dónde queremos ir.
-¿No es parte de un gesto de buena fe y transparencia haber continuado con la comisión investigadora? ¿Por qué el apuro por darle un cierre?
-El gesto fue claro. Voy a ser directo. El cuerpo deliberativo hizo lo que debía hacer con respecto a la investigación. Fuimos con la buena voluntad de aportar datos, porque se había judicializado, y está muy bien que haya sido así. En el ámbito del concejo se puede seguir monitoreando todo, pero no con la Comisión investigadora que ya no tenía más para aportar. Pero cualquier prueba o elemento se puede aportar a la justicia. El gesto fue afortunado y maduro, de parte de ambos sectores políticos. Pusimos un claro punto y aparte como deben ser las cuestiones públicas. Fue muy distinto a otros momentos políticos. Nos hizo daño, nos duele y nos afectó lo que ocurrió, pero siempre tuvimos la firme convicción de esclarecer los hechos. No hubo ninguna intención de delimitar la investigación. Todo lo contrario, el apuro del cierre tuvo que ver con la manipulación política, todos los días salían comunicados, trascendidos, que distorsiona cualquier espíritu de colaborar. No lo podemos permitir.
-¿Cuánto pudo haber afectado a la credibilidad del Gobierno de Víctor Aiola las denuncias por corrupción y las decisiones que debió tomar en ese sentido?
-El Intendente dio muestras claras de ponerse al frente de lo que ocurrió. Hay que cuidar mucho la madera del dirigente político. Son los que toman decisiones para nuestras vidas, para gobernarnos. Es una línea roja que no se puede pasar. Hay que limpiar la política de la corruptela, yo no vine para avalar ningún tipo de desatino de estas características. Uno abraza la política con otros ideales. Lo que se hizo fue acorde a las circunstancias.
-El panorama electoral a nivel nacional indica que Javier Milei tiene serias chances de ser presidenciable, ¿qué responsabilidad le cabe a los partidos tradicionales en este escenario en el que corre riesgo la democracia?
-Más que mirar a Milei, hay que prestar atención a que canaliza un enojo, un hartazgo de la sociedad hacia la dirigencia política, que consideran que ningún espacio los representa en un momento de crisis indiscutible. Los dirigentes de la Unión Cívica Radical tenemos la responsabilidad de advertir algunas cuestiones, tenemos la capacidad política de pensar por qué la gente acude a ese tipo de expresión. No creo que Milei tenga la capacidad de concretar algunas cuestiones que están bastante vacías de contenido. Tenemos que reforzar nuestra propuesta, no hay que agachar la cabeza. Hay que hacer autocrítica respecto a lo que no pudimos concretar, y tener los mejores dirigentes para la comunidad, está en nosotros.
La democracia no está en peligro, es un sistema sólido, consolidado. Lo que está en tela de juicio es la capacidad de la clase política convencional de poder dar respuesta a la sociedad. Eso es lo que se juega.