La reunión entre Fernández y Biden -que ya se han encontrado en otras ocasiones, como la reunión del G20 en Roma, en octubre de 2021, y la del G7 en Munich, en junio de 2022- fue confirmada por la Casa Blanca el sábado pasado, en un comunicado, según el cual ambos mandatarios "celebrarán los 200 años de relaciones bilaterales (...) y reiterarán la fortaleza de la asociación". Ojalá nuestro presidente le recuerde al nortemericano que hay poco para festejar. Fueron varias las ocasiones en que “la embajada” se metió en nuestros asuntos internos, fogoneando incluso golpes de Estado. A menos que quieran celebrar grandes acontecimientos como el “adiestramiento” de más de seiscientos militares argentinos en la Escuela de las Américas, un centro de entrenamiento ubicado en Panamá para la puesta a punta de militares latinoamericanos en técnicas de guerra y contrainsurgencia. En criollo: una academia especializada en preparar torturadores y genocidas.
También pueden chocar las copas por las veces en que nos “ayudaron” a través del Fondo Monetario Internacional. Recordemos que, al otro día del golpe de Estado de 1976, la junta militar recibía la bendición -y también la asistencia rápida- del FMI para fortalecer en sus primeros pasos a la dictadura cívico-militar más sangrienta de nuestra historia. El mismo organismo, del que EE.UU. es el principal accionista, fue el que otorgó un crédito descomunal e impagable al gobierno de los cambiantes, encabezado por Mauricio Macri; un cepo que no sabemos ni cómo ni cuándo nos sacaremos de encima.
Otro motivo para seguir brindando por los doscientos años de amistad entre la potencia más imperial y despedida del planeta y nuestra República es cómo jugó la Casa Blanca durante la guerra por las Islas Malvinas, en 1982, y de qué manera Washington se pasó por las partes el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca en aquella oportunidad. En fin, que no viene mal una celebración de relaciones bilaterales tan estrecha, pero las cosas hay que ponerlas donde van, don Alberto.
La comunicación de la Casa Blanca también dice que Fernández y Biden abordarán "áreas de interés nacional mutuo", entre ellas la minería, el cambio climático y la tecnología. En este punto, el canciller Santiago Cafiero adelantó: "Nuestro objetivo es abrir un sendero posible de inversiones en energía, minería y alimentos". Para dar marco a estos nobles objetivos, repasemos lo dicho por Laura Richardson, jefa del Comando Sur de Estados Unidos, cuando en enero de este año, en una disertación en el Atlantic Council, se preguntaba: "¿Por qué es importante América latina?". De inmediato, la jefa militar contestó sin mostrar pudor alguno, relamiéndose, saboreando el bocado de antemano: “Por todos sus ricos recursos y elementos de tierras raras, está el triángulo de litio, que hoy en día es necesario para la tecnología. El sesenta por ciento del litio del mundo se encuentra en el triángulo de litio: Argentina, Bolivia, Chile". Cuidado, don Alberto, está usted metiendo la cabeza en la boca del león. Seguramente lo sabe, lo que no nos queda claro es cuál será el beneficio de semejante quijotada.
En este punto conviene traer las recientes declaraciones del jefe del Estado Mayor Conjunto, Juan Martín Paleo, expresadas durante la apertura y primer encuentro del "ciclo de debates para la elaboración del Libro Blanco de la Defensa Argentina 2023, en el Salón almirante Brown de la Universidad de la Defensa Nacional, en la CABA. Fueron publicadas el 24 de marzo en la cuenta de Twitter del Ejército. Según el militar, "a partir de la directiva del poder político acerca del Planeamiento de la Defensa 2023", el Estado Mayor Conjunto elaboró "ocho planes de campaña que contemplan principalmente la defensa de los recursos naturales y los espacios soberanos del país".
Paleo también arrimó novedades y planteó que las Fuerzas Armadas han cambiado su punto de mira. "La geografía separa fronteras de naciones, ese era el enfoque tradicional desde Napoleón", señaló, y adelantó: "Decidimos echar mano a otro concepto: la conectografía", que "relaciona infraestructuras y cadenas de suministro. Hay una evolución de la geografía política a la geografía funcional". Para ahondar en el concepto ejemplificó: "un yacimiento de litio, como el que tanto se habla, Vaca Muerta, u otros yacimientos de otros recursos que tenemos, ¿no es una frontera a través de la cual ingresan a nuestro país las divisas que necesita para desarrollarse? ¿No lo debemos considerar como un concepto ampliado de frontera?".
Quizá este texto contribuya más a la confusión que a otra cosa, pero, tratándose de las relaciones con Estados Unidos y de una reunión entre Joe Biden y nuestro presidente, que ha demostrado tener la consistencia de un flan en cuanto a la política internacional, es mejor poner todos los radares en marcha.