La victoria que falta
Por Gustavo Porfiri
El miércoles 9 de mayo de 1945(a las 0:43 hora de Moscú) en Berlín, la capital de Alemania, el mariscal alemán Wilhelm Keitel firmaba -ante el mariscal del Ejército Rojo, Gueorgui Zhúkov- la rendición alemana en la Segunda Guerra Mundial. La espiral de locura puesta en marcha por Hitler había terminado, llevándose más de 50 millones de vidas, entre ellas 27 millones de soviéticos, en su mayoría rusos, protagonistas fundamentales de la gran hazaña que libró del nazismo a los países europeos. Este lunes, como se hace cada año, se celebró el 77° aniversario de la Gran Victoria, sin embargo, esta vez fue en el marco de una nueva guerra contra las fuerzas del mal.
En la Plaza Roja de Moscú unos once mil efectivos le dieron vida este 9 de mayo al desfile conmemorativo de la Gran Victoria. El emblemático tanque soviético T-34-85 -protagonista central en el triunfo sobre la Alemania nazi- encabezó la marcha de vehículos militares. En ese marco, el presidente ruso, Vladimir Putin, expresó: "la defensa de la patria, cuando se definía su destino, siempre ha sido sagrada", repasando algunos capítulos épicos de la historia rusa.
Asimismo, Putín se dirigió a los efectivos que llegaron desde el este ucraniano, la zona donde hoy se libran combates: "en estos días ustedes están luchando por nuestro pueblo en Donbass, por la seguridad de nuestra patria, Rusia", dijo el mandatario, afirmando que luchan "por la patria, por su futuro, para que nadie olvide las lecciones de la Segunda Guerra Mundial, para que en el mundo no haya lugar para los verdugos, castigadores y nazis".
Por su parte, más de un millón de personas participaron de la marcha del Regimiento Inmortal, portando los retratos de sus familiares caídos durante la Gran Guerra Patria luchando contra la Alemania nazi. La multitud caminó por las calles centrales de la capital rusa hasta llegar a la Plaza Roja. El presidente de Rusia se unió al acto con un retrato de su padre en las manos. Ese es el ánimo con que el pueblo ruso celebra año tras año el triunfo sobre las bestias hitlerianas.
No solo en Rusia
En Cuba también se celebró esta fecha con una ceremonia militar celebrada en el Mausoleo al Soldado Internacionalista Soviético. Estuvo presidida por el Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, general de cuerpo de ejército Álvaro López Miera, y de la que participaron el Embajador de la Federación Rusa, Andrei Anatolievich Guskov, y el Embajador de Belarús, Valery V. Baranovsky.
Allí, en nombre de Cuba, el General de Brigada Arnaldo Tamayo Méndez destacó: “la victoria contra el fascismo no sólo preservó la vida de millones de personas, salvó además el legado milenario de la cultura humana, el sentido de la dignidad del hombre y su mundo espiritual. Fue un triunfo de la humanidad progresista, donde, sin dudas, el papel principal lo jugarían los pueblos de la antigua URSS”. “A 77 años de aquel acontecimiento histórico, se impone seguir avanzando por preservar la paz mundial, denunciar con todas las fuerzas posibles todo aquello que atente contra ella como garante esencial de la supervivencia de la humanidad”, agregó.
Por su parte, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, escribió en Twitter: “Felicitaciones desde Cuba al gobierno y los pueblos de toda Rusia en el Día de la Victoria, que marcó el fin de la larga noche del fascismo hitleriano”.
La victoria pendiente
Por estos días, en Ucrania, una de las repúblicas que formó parte de la Unión Soviética, se libra una guerra contra los rebrotes del nazifascismo (casi)desterrado hace 77 años. Desde 2014, el Estado ucraniano funciona como una incubadora de grupos nacifascistas auspiciados y fogoneados por Estados Unidos y sus potencias occidentales subordinadas. El objetivo de esta maniobra fue denunciado este lunes por Vladimir Putin, al lamentar que Occidente hizo caso omiso a los llamamientos del Kremlin en diciembre de 2021 a "un diálogo honesto" y "la búsqueda de soluciones sensatas y de compromiso, teniendo en cuenta los intereses mutuos". Putin reiteró que los países de la OTAN no quisieron escuchar a Moscú. "Esto significa que, en realidad, tenían planes totalmente diferentes, y lo vimos", agregó.
"Todo indicaba que sería inevitable un enfrentamiento con los neonazis, los seguidores de Stepán Bandera, por los que habían apostado EE.UU." y sus aliados. "Vimos cómo se desplegaba la infraestructura militar, cómo empezaron a trabajar cientos de asesores extranjeros y se realizaban las entregas regulares de las armas más modernas de los países de la OTAN", señaló el mandatario ruso.
Hoy vemos que el imperialismo occidental ha optado por alimentar el conflicto en vez de fomentar la paz y la concordia. Apuesta al suministro multimillonario de armas y estimula el cerco a Rusia propiciando el estancamiento de la economía del gigante euroasiático, todo esto aunque en el proceso mueran cientos o miles de personas, ucranianos principalmente.
Por eso, la cuestión es clave: cuanto antes Rusia logre una nueva victoria sobre el nazismo del siglo XXI, mejor. Es impensable el desarrollo de un nuevo mundo, más justo, más fraternal, libre de toda dominación imperial, sin antes haber derrotado al mal para el resto de los tiempos.