OPINIÓN

Una voz indispensable

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Durante jueves y viernes de la semana pasada se desarrolló en París la cumbre “Por un nuevo pacto financiero mundial”, convocada por el presidente francés, Emmanuel Macron. Allí estuvieron representantes de unos 100 países discutiendo sobre cómo construir una nueva arquitectura financiera internacional que combine la solidaridad climática con el combate a la pobreza. Entre decenas de discursos con la consistencia del papel picado, lo dicho por Lula da Silva está en la categoría de imperdible.

 

Por Gustavo Porfiri

Según el testimonio de muchos concurrentes a este evento, el dilema entre la reducción de la pobreza y la protección del planeta acabará cuando se reforme la arquitectura financiera internacional construida tras el fin de la II Guerra Mundial y se movilicen los recursos públicos y privados necesarios para esos fines. Sin embargo, más allá de semejante puesta en escena, de conclusiones y diagnósticos muy claros, del compromiso asumido para crear hojas de ruta para los próximos 18-24 meses y de las reuniones de evaluación previstas para cuando haya transcurrido ese período, los resultados son inciertos y esperables solamente en el largo plazo. "Hay que empezar a trabajar desde ahora (…). Necesitamos nuevas metodologías para combatir el cambio climático", apuntó Macron al cierre del encuentro, sin dar pistas acerca de cuáles serían esas estrategias. En fin, como canta el Nano Serrat, “no pierden ocasión / De declarar públicamente su empeño / En propiciar un día luego de franca distensión / Que les permita hallar un marco previo / Que garantice unas premisas mínimas / Que faciliten crear los resortes / Que impulsen un punto de partida sólido y capaz / De Este a Oeste y de Sur a Norte / Donde establecer las bases de un tratado de amistad / Que contribuya a poner los cimientos / De una plataforma donde edificar / Un hermoso futuro de amor y paz”.

 

El Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), las dos instituciones creadas en la conferencia internacional de Bretton-Woods -celebrada en julio de 1944- para regular el comercio y las finanzas globales, acapararon la mayor parte de las críticas de los líderes reunidos en París, quienes reiteraron ante el auditorio señalamientos ya conocidos. Al respecto, el secretario general de las Organización de Naciones Unidas, António Guterres, afirmó que el sistema está en crisis y recordó que "más de las tres cuartas partes de los países actuales no estuvieron presentes en la creación de las instituciones de Bretton Woods". "Esta situación es insostenible. Está claro que la arquitectura financiera internacional ha fallado en su misión de proporcionar una red de seguridad global para los países en desarrollo", indicó el capo de la ONU. ¡Aleluya! ¡Le cayó la ficha!

La claridad de Lula

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, aprovechó el escenario para avanzar con ásperas críticas contra la arquitectura financiera global creada en Bretton-Woods, a la que acusó de causar "muchas veces" la quiebra de los Estados. "No podemos continuar con las mismas instituciones que funcionan de manera errónea, (…) Los representantes de 1945 no pueden ser los mismos de hoy", sostuvo el mandatario brasilero, y añadió: “el Banco Mundial deja mucho que desear en cuanto a lo que el mundo aspira del Banco Mundial (...) y el FMI deja mucho que desear en lo que la gente espera del FMI". Para ejemplificar, se refirió a la tragedia que padecemos en esta República: "A la Argentina, de la forma más irresponsable, el Fondo Monetario Internacional le prestó 44 mil millones de dólares a un señor que era el Presidente, que no se sabe lo que hizo con el dinero”. 

De igual manera, Lula criticó la gestión de las Naciones Unidas: "la ONU fue capaz de crear el Estado de Israel en 1948, pero no es capaz de resolver el problema de la ocupación del Estado palestino. Hay que decirlo". Asimismo, fue tajante respecto de la desigualdad que impera en el planeta: "No es posible que en una reunión entre presidentes de países importantes no aparezca la palabra 'desigualdad' (...) Estamos en un mundo cada vez más desigual y la riqueza se concentra cada vez más en menos manos. Si no abordamos esta cuestión con la misma prioridad que la del clima, la gente podrá tener un clima mejor, pero seguirá muriendo de hambre“, advirtió.

Otro aspecto en el que el líder brasilero fue contundente es el relacionado con las imposiciones europeas sobre Brasil en materia ambiental para la implementación del acuerdo Mercosur-Unión Europea. Al respecto, el mandatario responsabilizó a quienes han contaminado el planeta en los últimos doscientos años, desde el inicio de la revolución industrial, quienes tienen una deuda histórica, exonerando a los pueblos africanos y latinoamericanos. "Porque no fue el pueblo africano quien contaminó al mundo, no es el pueblo latinoamericano quien contaminó al mundo, quien contaminó el planeta en los últimos doscientos años fueron aquellos que hicieron la revolución industrial, y por eso deben de pagar la deuda histórica que tienen con el planeta Tierra", enfatizó.

Se podía decir más fuerte, pero no más claro. Gracias Lula, por poner un cacho de sensatez en medio de tanto chamuyo insostenible que los señores de saco y corbata y las señoras de faldas elegantes se empeñan en instalar como discurso “políticamente correcto”.