"Tengo que anunciar hoy que Rusia suspende su participación en el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas. Reitero: no sale del acuerdo, sino que suspende su participación", dijo Putin durante su discurso anual ante la Asamblea Federal (el Parlamento ruso).
El mandatario explicó que, para reanudar su participación, Moscú debe entender cómo se contabilizará el arsenal conjunto de la OTAN. "Antes de regresar a la discusión sobre esta cuestión, debemos entender qué reclaman los países de la Alianza del Atlántico Norte como Francia y Reino Unido y cómo vamos a contabilizar sus arsenales estratégicos, es decir, el potencial total de ataque de la alianza", destacó Putin, y añadió que, a principios de febrero de este año, la OTAN hizo una declaración en la que “de facto” exigía regresar a la implementación del tratado, incluida la admisión de inspecciones a las instalaciones nucleares y de Defensa de Rusia. "Ni siquiera sé cómo llamarlo. Es un teatro del absurdo", dijo el presidente ruso.
Para dar dimensión al asunto, el titular del Kremlin expresó que en Estados Unidos piensan en realizar pruebas de armas nucleares. "Algunas figuras en Washington, lo sabemos con certeza, piensan en las posibilidades de probar sus armas nucleares, incluso teniendo en cuenta que en Estados Unidos se desarrollan nuevos tipos de municiones nucleares", indicó, y enfatizó: "En esta situación, el Ministerio de Defensa de Rusia y Rosatom (la agencia de energía atómica rusa) deben garantizar la disposición a probar armas nucleares rusas. Por supuesto, no vamos a hacerlo primero, pero si Estados Unidos realiza una prueba, nosotros también lo haremos".
Viaje de ventas
Este lunes, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llegó a Ucrania, en el marco de una visita que no fue anunciada al mundo pero sí acordada con Rusia. "Biden, tras haber recibido previamente garantías de seguridad de nuestra parte, llegó por fin a Kiev. Prometió muchas armas y le juró lealtad al régimen neonazi hasta la tumba", expresó Dmitri Medvédev, subjefe del Consejo de Seguridad de Rusia y ex presidente ruso. Previamente, Associated Press informó, haciendo referencia al asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, que Washington notificó a Moscú sobre la visita "con fines de distensión". La llegada fue acordada para "evitar cualquier error de cálculo que pudiera llevar a los dos países nucleares a un conflicto directo", indicó la agencia.
"Estoy en Kiev para reunirme con el presidente Zelenski y reafirmar el compromiso inquebrantable e incansable con la democracia, la soberanía y la integridad territorial de Ucrania", declaró Biden en un comunicado difundido por la Casa Blanca. Asimismo, el mandatario estadounidense prometió "otro suministro de equipo crítico, incluso munición de artillería, sistemas antiblindaje y radares de vigilancia aérea" a Kiev, así como nuevas sanciones anti rusas. Según anunció Biden durante la visita, el paquete de asistencia será por un valor de 500 millones de dólares. Es decir: este señor, que ocupa el rol de viajante o vendedor de los verdaderos dueños del poder en EE.UU., le acaba de encajar 500 millones de billetes verdes en armas al estado nazifascista ucraniano. ¿Cuánto será el porcentaje de comisión que se paga por este tipo de ventas? y otra duda: ¿Quién terminará pagando todos los “paquetes de ayuda” que Occidente le manda a Kiev?
La hora de los pueblos
El 3 de septiembre de 1979, en la Sesión Inaugural de la VI Conferencia Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, el entonces presidente de Cuba, comandante Fidel Castro decía: “No compartimos la tesis de que una guerra nuclear mundial es inevitable. Tal actitud fatalista e irresponsable es el camino más seguro de que la humanidad pueda ser aniquilada por un holocausto universal. Nunca antes en la vida del hombre existió tal posibilidad tecnológica real. No es posible que seamos tan insensatos que lo ignoremos. Correspondió a nuestra generación por primera vez en la historia, enfrentar semejantes riesgos”.
Estas palabras, desbordantes de actualidad, se completan con las que el propio Fidel expresara en octubre de 2010: “Los pueblos están en el deber de exigir a los líderes políticos su derecho a vivir. Cuando la vida de su especie, de su pueblo y de sus seres más queridos corren semejante riesgo, nadie puede darse el lujo de ser indiferente, ni se puede perder un minuto en exigir el respeto a ese derecho; mañana sería demasiado tarde”.
De eso se trata, de exigir a los gobernantes sensatos que se pongan a la cabeza de una enorme movilización planetaria que impida que los mercaderes de la muerte, concentrados en el polo industrial belicista del Occidente imperial, se salgan con la suya.