La danza de los estorninos
Apenas comienza a bajar el sol, se puede observar cómo una gran bandada copa el cielo de la plaza principal en un vuelo casi coreográfico. Sin embargo, es considerado plaga en el país.
Al llegar el frío, se empieza a notar la presencia de esta ave en el centro de la ciudad, principalmente en la plaza, donde se reúnen en bandada -como síntoma de seguridad- en una misma zona de descanso, posándose en los árboles que mantienen sus hojas en invierno, por lo que suelen encontrar buenos dormitorios en las plazas públicas. Aunque, también, pueden instalarse en las avenidas. Como en invierno no tienen que cuidar de sus nidos, pueden dedicar más tiempo a su propia supervivencia. Son aves que si bien brindan grandes espectáculos, debido a su vuelo coreográfico y casi de ballet, -esto se debe a que cuando vuelan van haciendo ruido, de modo que informan al resto de pájaros sobre cuál es su posición, para no chocar entre sí ni obstaculizarse-, pueden provocar algunas molestias, como por ejemplo, su canto continuo casi ensordecedor y sobre todo sus heces, las cuales generan problemas económicos y sanitarios comparado con las palomas, tal es el caso de la plaza principal. Autos, monumentos, veredas y hasta personas, se llevan la marca de los estorninos mientras flamean por el aire. Por lo que su danza es buena para contemplarla de lejos. Si bien estas grandes bandadas pueden ser beneficiosas para la agricultura por combatir plagas, dado que consumen grandes cantidades de insectos y otros invertebrados, los mismos estorninos pueden llegar a ser considerados plaga, dado que acaban con cultivos de frutas y desentierran brotes agrícolas. Ciertas poblaciones, en particular en las que fueron introducidos, han sido sometidas a una serie de medidas para contener o disminuir su crecimiento, como la eliminación selectiva, pero estas medidas han tenido poco éxito. Algunos métodos probados en otros países, fueron: el trampeo intensivo y la utilización de químicos. Originaria de Europa y Asia, se cree que llegó al país a fines de los años 80 de la mano de vendedores de animales exóticos quienes, al no poder ubicarlos en el mercado, los liberaron. En 1987, se observó una pequeña población de estorninos pintos anidando en los jardines de la ciudad de Buenos Aires. Desde entonces, a pesar de algunos intentos iniciales de erradicación, el ave ha logrado ampliar su área de reproducción a una tasa promedio de 7,5 kilómetros por año, pudiéndose observar en toda la región pampeana y hasta en las provincias de Mendoza y San Luis al oeste del país. En Argentina, usa una variedad de sitios de anidación naturales y artificiales, en particular los agujeros de pájaros carpinteros. Años atrás, en La Plata, donde es plaga, se realizó una mesa redonda sobre la invasión del estornino, los investigadores advirtieron que en 30 años la situación en Argentina podría ser similar al que se observa en Estados Unidos, donde existen más de 200 millones de ejemplares, los cuales generan pérdidas económicas por 800 millones de dólares. Hay algunos factores que explican su sobrepoblación, principalmente, su gregarismo, es decir, moverse en conjunto los protege frente a las aves depredadoras más grandes. Además, los estorninos acosan y expulsan a otras aves de sus nidos. De hecho, los científicos creen que hay una correlación entre la gran cantidad de estorninos y el declive de otras especies como, por ejemplo, el pájaro carpintero; Su visión binocular combinada con las características de su pico les permite encontrar alimentos en climas más fríos mejor que otras aves, lo que significa que no tienen que migrar a climas más cálidos en invierno. Esta especie se ha introducido en varios países y hoy en día es considerada una de las 100 especies más invasoras del mundo. Cabe recordar que la invasión de especies exóticas es un problema ambiental tan grave como el desmonte o la contaminación.