La ley incluye la creación de un Plan Federal de Capacitaciones para todos los agentes del Estado con el fin de que conozcan en profundidad los derechos de los menores, especialmente, si se trata de niños en procesos judiciales que requieren de particular protección. Las capacitaciones serán de carácter continuo, actualizable y obligatorio, alcanzando a todas las personas involucradas en el Sistema Integral de Promoción y Protección de la infancia -en todos los niveles, el Ejecutivo, Legislativo y Judicial-.
También se podrán capacitar agentes de las administraciones provinciales, municipales y de organizaciones sociales, deportivas, recreativas y culturales -en estos casos, no es de carácter obligatorio- pero también cumplen un rol fundamental en la detección de situaciones de violencia intrafamiliar.
Desde la sanción de dicha Ley, con un plazo de seis meses, la Secretaría de la Niñez debe generar el contenido que será utilizado y fomentado mediante las capacitaciones establecidas.
Si bien gran parte de la normativa de protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes ya existía, lo que se busca, además de capacitar a los agentes involucrados, es generar una mayor conciencia y visibilizar socialmente la responsabilidad de denunciar.
“Es una herramienta más pero aún faltan equipos que la implementen”
Marta Hortman es Licenciada Especialista en Violencias sobre las Mujeres (CLACSO y FLACSCO), Psicóloga Social y activista por los derechos de las mujeres y los niños. Estuvo presente en el conversatorio “Ley Lucio” organizado por Infancia Robada, que contó con la participación del abuelo de Lucio, Ramón Dupuy, y el Diputado Nacional Martín Maquieyra, quienes crearon e impulsaron este proyecto.
Según explica Hortman, “la Ley Lucio es una herramienta más, es otro instrumento sobre las otras leyes existentes, pero aún faltan equipos que las implementen” y agrega que, para ella, lo necesario es crear un equipo, una Unidad Especial que trabaje de manera integral, articulando el trabajo de los colegios con la Fiscalía, de manera tal que los casos de violencia se deriven directamente. Además, este plantel interdisciplinario, debería estar completamente capacitado para detectar y actuar con el individuo vulnerable o violentado.
“Se trata de una herramienta para procesar estos casos de extrema violencia, hay tantos Lucios que todavía no vemos”, expresa Hortman, destacando la existencia de la línea 102 para denunciar de manera anónima los casos de violencia de los que se tenga conocimiento para que “el Estado se asegure que ese niño esté bien cuidado”.
También hace mención al rol de la escuela, si bien los docentes pueden detectar los casos por el hecho de ver a los niños cotidianamente e interactuar con ellos, pudiendo observar, a través de su comportamiento o dibujos, situaciones de violencia, “al maestro se le atribuyen muchas responsabilidades como para también tener que ser quienes denuncian y llevan adelante las causas, ya no pueden hacer tanto, se necesita un plantel que acompañe”.
“Una niñez violentada genera personas rotas e inseguras, si no cuidamos a nuestras niñeces, no nos preguntemos después porque hay chicos que se suicidan y no se sienten comprendidos, somos responsables, como mayores, de cuidar a los más chicos”, finaliza.
