La Cámara de Comercio adhiere a cada uno de los planteos que se realizaron a través de este medio, respecto al impacto negativo que generan en el comercio local este tipo de eventos: la falta de condiciones de salubridad, la ausencia de control bromatológico, la comercialización sin ningún tipo de ticket o facturas y más de cien millones de pesos que se fueron de la ciudad el domingo por la noche.
“La modalidad habitual de contratación de ferias de comidas, debería ser reemplazada por ferias en las que las rotiserías, fábricas de alimentos, parrillas, comercios de venta de alimentos elaborados y personas que fabrican en la ciudad de forma artesanal, expongan y vendan sus productos”, arranca el comunicado que indica que son éstos quienes contribuyen al crecimiento genuino de la ciudad a diario.
En esa línea, explican cuál es el negocio detrás de esas ferias de comidas: “En realidad, son empresas que constituyen verdaderas aspiradoras del dinero de la ciudad, en total contraposición a las acciones para fortalecer el comercio local, para que crezca y se desarrolle, estas ferias lo debilitan”.
Entre otras cosas, el comunicado -en defensa de la prosperidad económica de la ciudad- resalta que “cuando compramos en un comercio local, el comercio crece y la ciudad también”, y señala “un párrafo aparte” para otro de los factores claves apuntados por este medio: la desventaja comparativa a la que el Gobierno expone a los comerciantes locales, quienes “Hacen un esfuerzo para estar al día con AFIP, ARBA, Seguridad e Higiene, libretas sanitarias, y cursos de manipulación de alimentos de parte del personal, entre otras cosas. Cuestiones al menos dudosas en cada uno de los puestos que conforman la feria”.
Por último, se ponen a disposición del Municipio, para trabajar en conjunto “en caso de que se tome la decisión de reemplazar las habituales ferias de comidas contratadas, por ferias de locales de gastronomía”.
