Cuando los habitantes de algún pueblo del “interior” nos presentamos, solemos decir “del pueblo de”, o “del pago de”. Por fortuna, los chacabuquenses tenemos varias cartas bravas para “chapear”. Una de ellas seguramente es el “Gallego”. Para recordarlo, rescataremos algunos fragmentos de entrevistas en las que él mismo se define y también describe a las dos grandes agrupaciones en las que brilló: la orquesta de Osvaldo Pugliese y su propia Color Tango.
Formado inicialmente en la “academia” de ese forjador de grandes músicos llamado Héctor “Cholo” Marsiletti, y luego de desarrollar algunos proyectos locales en los que ya mostraba que estaba para “cosas grandes”, hacia 1978 le tocó “jugar en primera”. Fue cuando ingresó a la fila de bandoneones de la orquesta de Osvaldo Pugliese, para reemplazar a Lisandro Adrover, que se había ido. En ese tiempo, compartió la línea de fuelles con Arturo Penón, Daniel Binelli, y Alejandro Prevignano. Para 1983, al retirarse el quilmeño Daniel Binelli, Álvarez quedó como primer bandoneón de la agrupación y también aportó con sus arreglos a la sonoridad de esa orquesta.
Es sabido que don Osvaldo adhería a las ideas del comunismo, y que aplicaba ese pensamiento en la vida profesional. Álvarez lo recordaba así: “lo escuchaba con mucha atención porque era una persona que demostraba con hechos lo que hablaba: el bolsillo. Era consecuente lo que hablaba con lo que hacía. Porque muchos hablan, pero si usted les quiere tocar el bolsillo, hasta ahí les llega el comunismo. En cambio, Osvaldo no”.
En cuanto al estilo de la orquesta de la que fue “fuelle cadenero”, el bandoneonista de Chacabuco contaba: “Yo particularmente soy hincha de Di Sarli, pero lo que tenía Di Sarli que era tan personal en el piano, hacía imposible hasta hacer una regrabación con la orquesta y sacar las cosas que él hacía. Era imposible. En cambio Pugliese, si bien también tiene complicaciones, es más llevadero sacar una parte de su piano. (...) Lo de Pugliese tiene el atractivo de que puede uno dibujar otras cosas en el mismo estilo. Esto sorprende permanentemente con su yumba. Es un sonido dulce, de melodías románticas, pero también, por momentos, agresivo, tiene las dos cosas: la pasión o dulzura y la agresividad”.
Y para no dejar dudas de su devoción por Pugliese, afirmó: “Viví pendiente de la orquesta de Osvaldo durante los once años que estuve en ella y la camiseta de su estilo la seguiré teniendo puesta con Color Tango hasta el fin de mis días”.
Color Tango
En 1989 Álvarez forma Color Tango, junto a otros dos músicos salidos de la orquesta de Pugliese: el violinista Fernando Rodríguez y el contrabajista Amílcar Tolosa. Con éste último tuvo una controversia por el nombre de la agrupación, por eso el nombre real es Color Tango de Roberto Álvarez. Al año siguiente se produce el debut, en Holanda, con una gira de 26 conciertos. En marzo de ese mismo año, la orquesta graba su primer CD: “Color Tango” con muy buena repercusión en diversos países de Europa y Japón. La obra que abre ese disco es “Maypa”, creación del “Gallego”. A partir de entonces -y hasta hoy- Color Tango es considerada una de las agrupaciones más destacadas del género, habiéndo ganado prestigio internacional.
Al hablar precisamente del “color” de su orquesta, Álvarez decía: “Víctor Lavallén(bandoneonista, también) tiraba a hacer otra cosa que tenía un aire de Pugliese y algo de Sexteto Tango. En cambio, mis arreglos iban rectamente hacia el estilo Pugliese. Después, cuando se va Lavallén, prácticamente toda la orquesta empezó a funcionar en los valores de Osvaldo Pugliese. Entonces yo digo que Color Tango es una rama de ese árbol que fue el Maestro. Lógicamente, cada uno tiene algo siempre para poner. Pero nosotros nos basamos en las raíces, que son un ritmo marcado”.
Hacia noviembre de 2021, don Roberto anunciaba en sus redes digitales: “A todos: argentinos y extranjeros, a los que de una y otra manera compartieron mi música bailándola, escuchándola o disfrutándola a lo largo de mi extensa carrera como bandoneonista, les comunico que me retiro de los escenarios. No así de la música”. Su última presentación fue en el escenario del CCK, el sábado 11 de diciembre de ese año.
Chacabuqueando
El ya mencionado “Maypa”, “Pilo”(dedicado a su esposa), “Tango a Pugliese”, “Pa’ los Tres”, “A Quinquela Martín”, “Viviana” y “Hotel de las orquestas”, destacan entre otras composiciones de Álvarez, pero los chacabuquenses le estaremos eternamente agradecidos por ese tango-homenaje que registrara por primera vez aún estando con Pugliese y que nombrara inventando un gerundio: “Chacabuqueando”.
Gracias por tanta música. Gracias por tanto tango, Maestro. Y Gracias porque cuando nos presentamos ante desconocidos podemos decir con orgullo: “del pago de” e invocar su nombre.