El héroe de la balsa

Ayer se cumplió un nuevo aniversario del hundimiento del Crucero General Belgrano, por orden criminal de la Dama de Hierro, Margaret Tatcher, quien decidió el ataque por parte de un submarino inglés cuando la embarcación argentina navegaba en una zona fuera del conflicto. El ex combatiente Juan Carlos Daluisio, salvó varios compañeros subiéndolos a una balsa. Su amigo y compañero ex combatiente chacabuquense, Marcelo Cemento, nos cuenta cómo fue ese día en que Carlitos salvó a tantos soldados de morir en las frías aguas.

 

Una balsa sobrepasada

“La balsa en la que se subió Juan Carlos cuando hundieron el Belgrano tenía capacidad para 20 personas. Yo estaba en el buque destructor Piedrabuena, navegando en la zona del suceso, cuando fuimos atacados por un submarino enemigo y para no ser alcanzados salimos en zig zag a toda velocidad. El Belgrano fue alcanzado por un torpedo, por lo que tuvieron que hacer abandono del buque, proceso que si hay tiempo se hace en forma ordenada; cada uno tiene su número de balsa y cada balsa tiene un jefe. Pero en el caso del Belgrano hubo poco tiempo y muchas balsas se rompían con los hierros retorcidos de donde pegó el torpedo”, relató Cemento. 

 

El riesgo de morir de hipotermia

“El agua estaba muy fría, si permanecías 15 minutos te agarraba hipotermia y te morías de frío”, recordó Cemento. Y continuó “el domingo 4 de mayo volvimos al rescate de las balsas en las que se salvaron los náufragos del Crucero, estaban desparramadas, había un tremendo temporal con mucho viento y lloviznas, con un oleaje de hasta 8 metros de altura. Imaginate lo que pasaron los náufragos permaneciendo más de un día adentro de esa balsa. Los buscamos intensamente y los pudimos ubicar, volvimos con tres buques más y el buque Hospital Ibiza; en nuestro caso recuperamos a más de 267 náufragos.

 

“¡Soldado, no levante más!”

Por último, Cemento se refirió al momento más dramático vivido por Daluisio, cuando el jefe de balsa le ordenó no subir más compañeros, mientras nuestro héroe chacabuquense rescataba soldados de las frías aguas, sin fijarse en su propia seguridad sino en la de sus semejantes.

Las peripecias que pasó Carlitos era que la balsa de ellos estaba colmada con 26 personas a bordo, pero él en el afán de salvar a los que estaban en el agua iba subiendo todos los que podía, superando la capacidad de la embarcación. En un momento, el oficial jefe de la balsa, que siempre está armado, le puso la pistola en la cabeza y le dijo que no levante más porque lo mataba. Él quería sacar a todos, pero el oficial veía que si subía más personas se iban a hundir todos. Así, algunos compañeros quedaron en el agua. 

 

Buscando a “Serrucho”

Mucho tiempo después comenzaron a aparecer los rescatados por Daluisio. Se le fueron haciendo homenajes por cada persona salvada, pero hubo uno que protagonizó una larga y especial búsqueda, que se resolvió mediante la intervención de un medio de comunicación. Así lo cuenta Cemento: “Alguien que lo estuvo buscando y que solamente sabía que a Carlitos le decían "Serrucho" de sobrenombre y era del interior, pero que no pudo ubicarlo. Un día mandó una carta titulada “La vida en una balsa”, donde describía el hecho. De esta forma algunos nos dimos cuenta que era él, la mano salvadora de Carlitos fue la que lo sacó del agua, y así pudo contactarlo y reconocerlo. Porque de alguien que te salva la vida no te olvidás nunca más la cara, fue una hermosa historia dentro de lo feo que se vivió allí. Una de las tantas historias que tiene la Guerra de Malvinas”, finalizó Cemento.