Desde que recuerda guarda folletos, recortes de revistas y diarios de viñetas, de humor gráfico, pero todo empezó en la crisis del 2001. Tenían una empresa a medias con su hermano, y quedaron -como las grandes mayorías- “patas para arriba”. A partir de eso empezó a buscar otras cosas para hacer, arrancó con un profesor de dibujo, después con otro, hasta que empezó a participar de concursos.
-Publicás en varios medios nacionales, ¿cómo conectás con la realidad política y social de cada lugar?
-Actualmente estoy publicando en más de treinta medios nacionales, la mayoría del interior. Trabajamos temas locales con cada medio, charlamos sobre las ideas que tienen para ver a dónde quieren apuntar el humor, ciertas pautas y me manejo con eso. Cuando tocamos temas nacionales tenemos material de sobra, todo lo que cada día nos da este país.
-Debés estar muy informado para poder describir la sociedad cada día con una historia nueva, ¿cómo lo hacés?
-Sí, constantemente estoy entrando a todos los portales, escucho radio. Nuestros políticos nos dan ideas todo el tiempo, hasta hacen el trabajo por nosotros. Vivo informado, pero además trabajo en el taxi y lo uso también para nutrirme y sacar ideas de todas las charlas con pasajeros, que son -muchas veces- fuente de información.
-¿En qué momento surgen las ideas?
-Surgen en cualquier momento del día, no tengo un método. No hay un método, hay siempre una idea que anda divagando en la mente hasta que la cerrás. A veces en el taxi, a veces haciendo compras. Pero cuando hacés humor gráfico, la cabeza nunca para.
-¿Qué opinás del humor contemporáneo?
-Es un tema hoy, por la grieta política que aparece todo el tiempo. Yo tengo una idea muy cerrada: mientras no sean golpes bajos o insultos, no tendría que molestar. Es una opinión sobre la realidad, un recorte, un disparador para ver más allá de nuestras ideas. Claro que siempre y cuando no sea ofensivo. Pero es importante que nos demos esos permisos.
A esta altura, cada medio tiene una línea y el humorista gráfico lo sabe eso y si apunta para otro lado, la relación no va a funcionar. Lo importante es que en democracia, el Gobierno no censura. Las quejas pueden existir, pero mientras que no pase más que eso, está bien que sea así.