Todos hacemos uso de las redes sociales porque nos mantienen en contacto constante con familiares y amigos, pero también nos sirven para escuchar música, ver películas, estar al tanto de las noticias y ver la vida de millones de personas. Sin embargo, el constante uso de estas plataformas virtuales ha creado dependencia en muchas personas, y esto ha desencadenado en un mayor riesgo a sentir ansiedad, depresión, soledad, envidia y adicción a las redes sociales, como así también trastornos alimenticios dado a la comparación y a la imagen corporal negativa. Los adolescentes y jóvenes adultos son los que más chances tienen de padecerlas. La razón puntual es que se confunde la idea estándar de cómo se debe ser feliz basándose en lo que se muestra en la virtualidad. Se dice, que en promedio pasamos de 4 a 7 horas en la pantalla de nuestro celular, lo tocamos 2617 veces por día e incluso nos acompaña en momentos íntimos, como por ejemplo, cuando vamos al baño. Aprendimos a quererlo más que a nuestros seres queridos porque ni estando con ellos lo dejamos de lado. Desbloqueamos la pantalla solo por ansiedad, hacemos esto entre 251 y 100 veces al día. Inclusive lo utilizamos hasta 5 minutos antes de dormir y por las dudas lo dejamos al lado nuestro para agarrarlo apenas abrimos los ojos en la mañana. Sin darnos cuenta podemos perder minutos e inclusive horas mirando videos de personas bailando o de animalitos o de lo que sea, porque de alguna forma nos entretienen igual. Este uso y abuso de redes sociales, hace que los niveles de dopamina disminuyan, creando una dependencia a estímulos externos que al tener acceso constante, puede afectar la concentración y el enfoque de las personas, además de perturbar las horas de sueño y comprometer las relaciones personales. Esto hace que puedas desarrollar fácilmente un trastorno de ansiedad y/o depresión, e incluso, empeorar los síntomas, ya sean sentimientos de tristeza, soledad y la pérdida de gusto por hacer actividades. Además, pasar tanto tiempo conectados puede llegar a confundir la realidad e idealizar tanto lo que ves a través de la pantalla, que en consecuencia, terminas no sintiéndote a gusto con vos mismo, afectando así tu autoestima. Algunos estudios sugieren que las personas que ponen un límite a su consumo de redes sociales tienden a ser más felices que las que no lo hacen, ya que, según La OMS, el uso excesivo de las mismas es un problema real de sanidad pública. Si bien las redes pueden implicar un riesgo para la salud, eso no significa que se deban evitar por completo. Lo ideal es aprender a usarlas con conciencia y moderación, entendiendo para qué las usamos. Una limpieza en redes puede ayudar mucho, dado que es importante que el contenido que veas sea sano y de aprendizaje, que te pueda inspirar confianza, y te ayude en tu crecimiento personal, como así, también, tomar períodos de desintoxicación, y entender que la vida real es mejor que la de redes sociales.