Mariela es fotógrafa y trabajadora social. Hace diez años, inició una obra fotográfica donde busca narrar con imágenes la historia de ciertas vidas olvidadas. A raíz de la pandemia y la introspección, su trabajo creció y le permite reconfigurar un discurso de denuncia, no contra un particular, sino contra los modos de relacionarnos con el planeta.
“Lo venía procesando hace mucho, pero cuando llega la fecha de exposición hacés un cierre de proyecto, es como cuando rendís una tesis, yo trabajo así, con mucho proceso de investigación, mental, que al final termino bajando”, cuenta en diálogo con este medio.
Además, dice que “Ver el trabajo terminado, en una sala y en otro circuito, para alguien del interior, de la Pampa húmeda, como somos nosotros, es una posibilidad única”.
Los basurales la convocan a trabajar desde que comenzó con la fotografía y su obra abre a distintas interpretaciones. Sobre esto, cuenta que las esculturas en plástico con material que recolectó de los basurales de Chacabuco causaron “mucho impacto, y movilizaron, creo que fue lo más ruido generó en quienes pudieron ver mi trabajo, no solo por lo que significa ver la basura colgando de una pared, sino por la forma, el olor, el color, la textura y porque refiere directamente a la sociedad de consumo”.
En ese sentido, lo considera un trabajo militante. “Es una forma de ejercer una responsabilidad desde otro lugar, y si bien en ciudades chicas se puede caer en el encasillamiento y por lo tanto se puede perder la posibilidad de transmitir una realidad y transformarla, trato de mostrar con otras armas esa realidad social”. Sobre esto, explica que “aunque hay una responsabilidad política explícita, y tendrían que buscar los medios para cambiar esta situación, todos tenemos algo de responsabilidad, yo recorro toda la ciudad, y se ven residuos por todos lados”, y agrega: “Hay mucha gente preocupada y ocupada en el tema, pero mi denuncia también apunta al consumo desmedido y si sirve para generar
conciencia, bienvenido sea”.
Como observadora de esos circuitos cargados de basura, insiste en que “año a año la situación empeora”, y cuenta que el domingo anterior fue al basural y lo vio más limpio, y el lunes miró a través de las redes sociales que se estaban haciendo trabajos de limpieza. “Pero seguí mi recorrido, por la cava de la Peña de La Boca, y estaban tirando basura así, no se trata de cerrar o no el basural, es más profundo y hay que pensarlo transversalmente”, indica.
Fue también su apertura, desde la fotografía, hacia otras disciplinas artísticas. Tiene que ver, comenta, con que desde hace algunos años, es parte del taller que brinda el artista plástico Miguel Ronsino. “Fue un enriquecimiento total, en estos últimos años pasé a escribir, a pintar, a trabajar en escultura en plástico y yeso, eso me hace volver a la fotografía con otra impronta”.
La muestra estará hasta el 11 de septiembre en la sala de Colectivo Periferia de Capital Federal, en Caboto y Villafañe. Además, tiene fecha de presentación en abril del 2023 en la Galería de Arte del Teatro Italiano de Chacabuco.