Productores y productoras abrieron sus tranqueras y puertas a Elías Sáez, para contar y mostrar que otro sistema agroalimentario es posible, y que ya está en marcha. Lo interesante es que se pone en juego todo: la economía de los productores, la cocina, las familias, el vínculo con los vecinos, con los consumidores, todo.
El documental se puede ver gratis hasta el 12 de junio en la página del Festival Internacional de Cine Ambiental de Buenos Aires (FINCA), donde compite en la categoría de corto y mediometrajes, y donde también fue presentado.
Elías Sáez es director de cine y televisión oriundo de Florentino Ameghino, una ciudad de la Provincia donde se replica el avance de la sojización. Nació y se crió en el campo, fue a una escuela rural, a caballo. “Son historias super necesarias en este momento, y en mi recorrido hubo un click, un cambio radical para pensar en ponerme a disposición de estas historias, de contar que otro mundo es posible y darle visibilidad a todo esto que no se ve, y seguramente es la solución a mucho de los problemas que tenemos, y de los que van a seguir apareciendo”, dijo.
En ese sentido, aseguró que “hay demasiados fundamentos y base científica como para entender que esto no da para más, que hay cosas que hay que cambiar; probablemente hoy no se vea, pero no sabemos cuánto tiempo más puede aguantar la tierra, el ambiente, la población, pensarán abrir más hospitales oncológicos, no sé cuál es el plan”.
Después la vida lo llevó por otro camino: se fue a vivir a Buenos Aires donde estudió dirección de cine y donde viene trabajando en otros proyectos de registros de la situación ambiental argentina en conjunto con la RENAMA. Uno fue Autosustentables, una serie de 13 capítulos que emitió Canal Encuentro a fines de 2019 y un último experimento: Alguien tiene que cocinar, también en formato serie.
Algunas de las preguntas que se hace a través del documental es si ¿Hacemos agricultura para producir alimentos o dinero? ¿Es rentable producir sin venenos? ¿Cómo queremos alimentarnos? ¿Podemos imaginar una agricultura con el foco en la biodiversidad y en la salud del suelo y de las personas?
Asegura que pudo responderse todas en su recorrido, y además da detalles del lado b de esas experiencias, su lado más rico: “Siempre que voy a estos lugares y conozco la cara, la energía y la buena onda de la gente, siento que vale la pena; además son lugares donde vas a comer riquísimo y siempre te van a brindar un lugar, es uno de los premios que uno tiene cuando se encuentra con un productor que está moliendo el trigo, que está por sacar unos fideos, con tomates que son de sus vecinos, y las zanahorias que son de otro, y los sabores no tienen nada que ver con los que estamos acostumbrados, es lo mejor de hacer este viaje”.
