"Hay una situación extrema, un error en el modelo"
Estamos muriendo de ignorancia. Doce millones de personas en Argentina están expuestas directamente a sustancias tóxicas que se utilizan para sostener un sistema de producción corporativo. Cada mil personas, dos tienen diagnóstico de cáncer por año. Sin embargo, en los pueblos fumigados, hay entre cuatro a seis casos. Los médicos de algunos pueblos pudieron ver, en pocos años, cómo cambió el perfil de morbilidad y aparecieron otras enfermedades que no se veían comúnmente. Medardo Ávila Vázquez, médico de la Sociedad Argentina de Pediatría, explica cuáles son los impactos de un modelo que fue cambiando ante nuestra mirada perdida. Chacabuco se destaca por permanecer -incluso gobernada por un médico pediatra- al margen de la discusión.
Por Martina Dentella
Medardo Ávila Vázquez es médico pediatra y neonatólogo, docente universitario (UNC), e integra la Sociedad Argentina de Pediatría. La que se trae a cuento cuando conviene. Además pertenece a la Red de Médicos de Pueblos Fumigados. El último jueves fue invitado por el Programa de Ciencias Sociales y Salud de FLACSO para exponer respecto de la salud infantil: agrotóxicos. Amenazas, críticas y resistencias.
En este conversatorio abierto al público, se refirió a los efectos de los agrotóxicos en la salud infantil, un problema de los argentinos del interior, encuadrado en un marco global.
Y una de las preguntas claves es: los agrotóxicos, ¿son tóxicos?
Lo cierto, es que “hay un conjunto de información maliciosa que ha tratado de encubrir el carácter tóxicos de los productos que se usan, en el marco de un proceso de transformación agrícola vinculado a granos y oleaginosas, principalmente cultivos de maíz y soja, cuyas semillas habían sido modificadas genéticamente para poder resistir a estos herbicidas, de manera que pudieran ser utilizados intensamente”. Lo concreto, es que en los últimos veinte años, se produjo una transformación de los campos, y el uso de estos químicos “han generado un impacto muy grande en la salud de las poblaciones”.
Los médicos de algunos pueblos fumigados pudieron ver, en pocos años, cómo cambió la forma en que se enfermaban: cambió el perfil de morbilidad, y aparecieron enfermedades que no se veían comúnmente, como problemas endocrinos, reproductivos, respiratorios, cáncer, y todos se dan en una frecuencia que no se veía antes”. A partir de la información que distintos médicos de pueblos fumigados recopilaron -que se repetía en Santa Fé, Córdoba, Buenos Aires, Chaco, Santiago del Estero- hubo un primer encuentro determinante en el 2010, en la Facultad de Medicina de Córdoba. Al principio, “reconocimos algún nivel de daño de los agrotóxicos en las personas que los utilizaban, los fabricaban, o trabajaban con ellos, pero no lo teníamos como un problema de la población en general”, cuenta. Algo no cerraba. Entonces se juntaron para ver qué estaba pasando. “Invitamos a investigadores del CONICET, que estaban haciendo su propio recorrido, y nos encontramos con una realidad muy grave”. Así nació la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, para que los equipos de salud y los vecinos tuvieran herramientas concretas para discutir: investigaciones científicas, papers traducidos al español, informes.
El cáncer es el que aviva
El cáncer es uno de los impactos más grandes, que hace que la gente se empiece a movilizar. Sucedió en varias ciudades, pero quienes activaron las investigaciones más rápido fueron Monte Maíz, el barrio de Ituzaingó, de la ciudad de Córdoba. Hubo estudios ambientales, químicos, muestras de distintos lugares donde se verificó la contaminación. “Los datos preliminares mostraron una presencia de cáncer de forma contundente, casi tres veces más de las que hay en ciudades con otro sistema productivo, y las tasas se duplicaban entre agrónomos, trabajadores rurales, producto-
res”, contó. Del cruce con otros estudios hubo nuevas determinaciones. Si en Argentina, cada mil personas, dos tienen diagnóstico de cáncer cada año, en los pueblos fumigados, “hay entre cuatro a
seis casos de cáncer cada año”.
Efectos en niños y niñas
La Sociedad Argentina de Pediatría publicó el año pasado un informe titulado Efecto de los Agrotóxicos en la Salud Infantil. “Es la primera sociedad científica argentina y la más antigua, que viene a reconocer que los tóxicos son tóxicos y que hay que proteger a los niños de la exposición”,explica Ávila. Se realizaron estudios en niños y niñas que asisten a escuelas rurales, y “El impacto es muy alto, es terrible lo que pasa”. Nacen una gran cantidad de niños con malformaciones en Tucumán, Misiones, Santa Fé, Corrientes. “Las frecuencias son del doble de lo normal, nuestro sistema natural reproductivo humano refiere que cada cien nacimientos solo dos niños nazcan con malformaciones congénitas, sin embargo en los pueblos fumigados, el riesgo es más de dos”, asegura.
Nos siguen pulverizando
El referente de la Sociedad Argentina de Pediatría, Ávila Vázquez, considera que “Nos hemos metido en un modelo de agricultura que utiliza sustancias tóxicas para producir alimentos, es algo que no se
puede entender salvo que seas productor, y que lo único que te interese sea vender una mercancía y no te interese que sea utilizada para alimentar a una familia”. Esto se debe a que “el Estado, en todos sus niveles, no juega un papel de controlador para proteger a la población”. En Argentina se generalizó el uso de agrotóxicos para todo: las manzanas, el limón, el arroz, la yerba mate, el vino, entre otras cosas. “Por lo tanto todas las comidas están envenenadas, y hay 12 millones de personas en el país expuestas a estas sustancias”. Y el modelo nos ha llevado a que cada vez se utilicen más: En el año 1996 se usaban menos de cien millones de litros por año de agrotóxicos, y hasta el 2018 se utilizaban más de 600 millones de litros que se aplican en el territorio nacional. Entonces, ¿no era que las semillas transgénicas iban a permitir que se utilizara cada vez menos? Lo cierto, es que “Hay una situación extrema, un error en el modelo de agricultura que hipergeneraron los científicos de Monsanto y replicaron otras empresas”.
¿Cuál es un tipo de solución inmediata que se puede implementar desde los Municipios?
Según Ávila, una primera medida a implementar tiene que ver con prohibir las fumigaciones aéreas, y alejar las terrestres al menos mil metros. Trasladar los depósitos de agrotóxicos a zonas rurales, e intensificar el control de las aplicaciones, entre otras cosas. En Chacabuco, ni siquiera se habilita el debate. Es clave que quienes ocupan cargos, toman decisiones y son responsables de velar por la salud de la comunidad pudieran escucharlo. A quienes durante estos años han respondido "no hay estudios que avalen o asocien enfermedades con los agroquímicos", les compartimos evidencia científica de sobra.
Exponecia completa :
https://www.youtube.com/watch?v=Hx4VFKgMr_g Documento de la SAP: https:// www.sap.org.ar/uploads/archi-vos/general/files_efectos-agro-toxicos-07-21_1625686827.pdf