Sorichillo contó que se trata de un anteproyecto, y que como tal, “la idea está desarrollada pero no está cerrada”, lo que le permite ser modificado, tener ampliaciones, y -no menos importante- una ejecución en etapas.
Según contó la profesional con extensa trayectoria, es la primera vez que trabaja en un proyecto de tales dimensiones, por lo que significó un desafío. “Trabajamos mucho en un ida y vuelta con Pablo Pannunzio que nos marcó algunas pautas de funcionalidad, las necesidades de acuerdo al funcionamiento; y la idea rectora fue que tuviera una gran conexión interior-exterior, buena iluminación”, contó.
Las grandes dimensiones del terreno le permitieron a Sorichillo trabajar con ciertos márgenes para diseñar. “Pudimos desarrollar un proyecto con mucha libertad, más allá de cumplir con las dimensiones de aulas, oficinas y dependencias, el espacio fue clave para lograr algo interesante, es un proyecto en el que me gustó mucho trabajar”, dijo a este medio.
“No es un proyecto austero ni pretencioso, pero sí a largo plazo”, aseguró la arquitecta. En tanto, la posibilidad de ejecutarlo por etapas les permitirá funcionar inmediatamente a medida que se van consiguiendo recursos y cerrando ciclos de obra.
La ejecución del anteproyecto le llevó a Sorichillo poco más de un mes, con varias horas de trabajo diarias, “para que pudieran tener en mano rápido la carpeta y les permita generar los recursos que necesitan”.
Por último, aseguró que trabajó con “mucha responsabilidad”, por las implicancias que un proyecto así tiene para la comunidad. Es la primera vez que una universidad construya una sede propia en la ciudad.