domingo. 22.12.2024

A tres días del cierre para la presentación de listas, el foco informativo sigue puesto en Jujuy. 

Y está bien, porque las escenas de Jujuy son un adelanto de lo que puede ser el país a partir de diciembre de 2023.

Juntos por el Cambio mostró una foto de unidad en apoyo a Morales y a la brutal represión que emprende, que a su vez corre por izquierda a Patricia Bullrich, porque le muestra al electorado duro, que usa al límite el poder de las fuerzas estatales, y corre la línea de hasta dónde está dispuesto a llegar para reprimir la protesta social contra la reforma constitucional que aprobó entre gallos y medianoches. 

Mientras tanto se esconde el verdadero conflicto social en Jujuy que implica que los docentes de esa provincia cobren 35 mil pesos de salario base, y la política se rife los recursos naturales.  

En ese sentido, Jujuy está premeditada. Desde hace semanas Gerardo Morales viene haciendo un anuncio de lo que va a pasar a través de una cadena nacional de medios amigos, y por supuesto lo capitaliza, porque la mano dura en su entorno cotiza. 

Aunque por estas horas parece que la situación se descontroló y se le fue de las manos, Morales necesita como candidato a la presidencia por el radicalismo, o como postulante a acompañante de fórmula de Horacio Rodríguez Larreta, tener visibilidad a nivel nacional. Y lo consigue yendo a fondo y plantándose como una alternativa rabiosa con todas las cámaras en su provincia. Es eso, o nada. 

En ese contexto, la policía jujeña disparó balas de goma a la cara de los manifestantes, hubo tiros con gomeras, infiltrados, encarcelamientos arbitrarios, hubo jóvenes y adultos con heridas severas. 

Y aunque se trata de un estallido con tintes coyunturales, no es más que la forma de construcción de poder en esa provincia del norte perpetrada durante siglos para sostener la desigualdad y la riqueza, el statu quo. Y la respuesta social, no es más que la determinación de docentes, activistas, luchadores sociales y pueblos originarios, a decir que así no, y que basta. Es la resistencia. 

Morales dispuso -en un gesto de debilidad- que se retrocediera en la modificación de dos artículos que atañen a los pueblos originarios, pero sigue en juego el derecho a la protesta y otra de las claves centrales, de fondo: se habilita el extractivismo de los recursos naturales (sobre todo el litio). En ese aspecto, el pueblo originario no tiene fisuras. Es la tierra o es la muerte. “Nos atraviesa transversalmente porque no se habla nada del agua y del medio ambiente. Esta reforma viene a seguir profundizando el extractivismo”, afirmó este martes Jorge Angulo, representante del Consejo de Pueblos Originarios de Llankaj Maqui e integrante del Tercer Malón de la Paz, en una conferencia de prensa en San Salvador de Jujuy. 

Las escenas de Jujuy son un adelanto de lo que puede ser el país a partir de diciembre de 2023. Y volver a la represión solo cuesta una campaña. 

 

Volver a la represión