-¿Por dónde se empieza a refundar la democracia?
-Lo ocurrido debe servir como un punto de inflexión, no se puede seguir con esta escalada de violencia verbal y de descalificación porque puede terminar en una tragedia. La Argentina viene de antecedentes muy graves en materia de violencia política, y se estaba produciendo un clima que generaba un caldo de cultivo para que apareciera un personaje como este que ha sido capturado, y veremos si actuó solo o en compañía. Creo que hay que empezar por el principio: hay que recrear niveles de diálogo entre los partidos políticos. Es evidente que no va a poder ser todavía entre Gobierno y oposición de manera abierta porque todo el mundo especula con la cercanía de un proceso electoral próximo, pero sí hay una necesidad de que algunos partidos políticos con representación e historia tengan algún nivel de diálogo, y que se vayan subiendo a la posibilidad de marcarse institucionalmente, por ejemplo, en algunas situaciones de acuerdo parlamentario.
-Hay un antecedente a muy corto plazo, que no tuvo la relevancia institucional, política y mediática que le cabe. El 22 de agosto el Diputado del PRO, Francisco Sánchez pidió pena de muerte para la vicepresidenta, ¿cómo llega a naturalizarse?
-A eso me refiero cuando digo que hubo un caldo de cultivo. Que un Diputado diga que hay que resstablecer la pena de muerte y aplicarla a la vicepresidenta de la Nación, es escandaloso. Primero, porque en si mismo la pena de muerte es desdeñable y nuestro país -felizmente- la abolió hace mucho tiempo. Pero además, es de una ignorancia total, porque una vez que ha sido abolida por los tratados internacionales a los que hemos suscripto, que tienen rango constitucional, no se puede restablecer. Es solamente a los efectos de generar un clima de extrema violencia. Si yo digo que a un determinado dirigente que no me gusta hay que aplicarle la pena de muerte, estoy incitando a que vaya alguno que no está en sus cabales a que cometa este tipo de atentado. Del mismo modo que califiqué como extremadamente desproporcionado el juicio político al Presidente, que se tiene que encuadrar en el artículo 109 de la Constitucional, porque el objetivo del juicio político es la destitución de un presidente, y la verdad que yo no veo proporción entre las declaraciones desafortunadas en un programa de televisión con pedir removerlo de su cargo. Esta escalada tiene que concluir, o esta situación va a terminar muy mal teniendo en cuenta los antecedentes de los cuales venimos.
-¿Cómo es que en una alianza política que integra un partido que defiende las instituciones desde hace más de cien años, no hay una posición más orgánica de rechazo frente a estos atropellos antidemocráticos?, ¿cómo se explica?
-Mi posición está asociada a la postura que finalmente tomó el partido, porque además de Facundo Manes que se negó a firmar y a quién apoyamos, también fue la posición que sostuvo el presidente del Comité Nacional, Gerardo Morales. La decisión de firmar por el juicio político fue del interbloque, yo lo lamento y la califico como desproporcionada. La posición institucional del partido fue otra.
-Con respecto al atentado que sufrió la vicepresidente, ¿no era esperable también otro tipo de repudio desde el partido, más orgánico, más general?
-Sí, ante un intento de magnicidio, obviamente lo primero que hay que hacer, antes de discutir nada, es repudiarlo. Después se pueden discutir otras cosas. Y en tal sentido, sirve la declaración producida en el día de ayer (por el sábado) por la inmensa mayoría en la Cámara de Diputados de la Nación. Por supuesto, me parece totalmente fuera de lugar la actitud de los legisladores del PRO que se retiraron del recinto después de haber votado para no participar del debate.
-Además del antecedente de magnicidio contra Raúl Alfonsín en el año 1991, está el levantamiento carapintada donde hubo una movilización masiva y popular en defensa de la democracia, se conformó un comité de crisis del que participaste y hubo un grupo de dirigentes peronistas que se posicionaron al lado del presidente para cerrar cualquier posibilidad de fisura cuando lo que estaba en juego era el sistema que se empezaba a conquistar.
-En aquella oportunidad, las postulaciones eran muy diferentes. El levantamiento carapintada perseguía la quiebra del orden constitucional, en razón de que algunos trataban de garantizarse la impunidad por los crímenes cometidos por la última dictadura cívico-militar. Después cambiaron la argumentación pública, pero esa era la motivación. Y yo rescato fundamentalmente el primer discurso de Alfonsín, ante la asamblea legislativa, estaban todos los partidos políticos, y llamó a la unidad nacional para defender la democracia. La respuesta fue inmediata, las plazas públicas fueron colmadas, hubo marchas a Campo de Mayo, y la oposición, liderada fundamentalmente por Antonio Cafiero acompañó muy razonablemente. Lo cierto es que existió un liderazgo convocante a la unidad, con una gran visión, como fue la de Alfonsín. Eso pudo sofocar el levantamiento. Un liderazgo y un pueblo movilizado logró quebrar a un grupo de rebeldes militares con maniobras extremadamente peligrosas.
Creo que en esta oportunidad lo que hay que hacer, cuando se trata de una situación institucional, es no entrar en ningún tipo de especulación. Lo que corresponde es ponerse codo con codo, para bancar la situación institucional.
-El Presidente, después de su discurso, decretó un feriado para el día viernes, y los gobernadores radicales de Jujuy, Gerardo Morales, y de Mendoza, Rodolfo Suárez, no adhirieron a esa medida institucional, ¿qué opinión tenés sobre esto?
-Creo que el discurso del Presidente fue pobre, e incluso tardío. Perdió una gran oportunidad de hacer una convocatoria más amplia, pero rescato que en esas provincias aunque no se haya acatado el feriado, sí hubo por parte de los gobernadores un claro repudio al intento de magnicidio.
-¿Qué opinás de la responsabilidad mediática de fomentar estos niveles de violencia?
-Les adjudico una gran responsabilidad, claramente. Ahora ponen caras de compungidos en las pantallas de televisión, pero hay algunos medios que directamente incitan a situaciones casi extremas, con descalificaciones personales. Eso esta mucho más allá de la disidencia política o de la libertad de prensa. No tiene nada que ver con tener una posición política diferente. Los medios de comunicación masivos están tratando de defender los intereses que representan.